Cuando un hombre desea expandir el Patrón Divino a través de su propia alma, magnetiza corrientes espirituales que nutren y desarrollan estos centros espirituales durmientes, y los despierta a la expresión activa a través de la conciencia externa. Recuerdo bien la respuesta del Cristo a las energías magnetizadas de mi mundo, cuando me dirigía a Damasco, con toda la intención de hacer lo correcto según yo lo veía. La sinceridad de mi motivo invocó la presencia del Jesucristo viviente, y en un instante, vi lo correcto y al verlo, mi alma abrazó esa presencia, la cual se convirtió para mí en el estímulo para desarrollar mi propio Cristo de igual manera. Así, a través del sol espiritual de la presencia de Jesús, mi propio Patrón Divino fue estimulado, desarrollado y exteriozado... ¡y que asimismo ocurra con ustedes!
Diario de "El Puente a la Libertad" Hilarión
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