domingo, 16 de enero de 2011

PAZ VERDADERA



Todo el mundo está buscando Paz; individual, nacional e internacionalmente. Esa Paz viene solamente cuando el ser externo regresa voluntariamente, como el hijo pródigo de la parábola, a la casa del Padre, y decide rendir la voluntad y propósito humano a la Sabiduría y Designio del Ser Divino.

Al haber observado durante centurias el conflicto constante entre la luz dentro del alma del hombre que desea regresar a Casa y las incesantes exigencias de los sentidos en cuanto al uso de la vida para gratificar sus apetitos temporales, estoy bien equipado para comprometerme en los jubilosos empeños de la Ley Cósmica para traer Paz a cada hombre que honestamente esté dispuesto a "pagar el precio" ¿Cuál es este precio? Pues, rendir la personalidad a la Presencia de Dios dentro.

Muchas veces, a lo largo de los siglos, me He quedado completamente solo custodiando la Llama en Luxor; y cada uno de mis discípulos, empuñando en sus manos el regalo de la Vida, partió adelante, cada cual siguiendo algún callejón sin salida, buscando la felicidad y la paz, los benditos -desparramando la preciosa energía de vida descuidadamente en su viaje- llegando temprano o tarde al final del camino, donde se encontraba el Ángel Kármico con la espada flamígera desenfundada, quien les indicaba que regresaran por el mismo sendero que tan afanosamente transitaban... ¡creyendo que era el camino de la Liberación y de la Paz! Y a cada uno el Ángel le dio un cesto, ordenándole al alma que recogiera la energía de vida tirada con tanto abandono en la descuidada aventura. Ah, el pesado regreso, segando la cosecha de lágrimas; era menester que el alma limpiara de las corrientes de vida que él había pasado en el camino los trazos de las energías gastadas descuidadamente, hasta que cada quien llegó de nuevo al puesto desde donde había partido.

Aquí, durante un tiempo, subyugada y humilde, la luz del alma volvió a ratificar su deseo de liberación, y a Luxor regresaría el aspirante. Yo-espejando el karma de centurias en mi corazón- vendaría las heridas de la experiencia, y Me empeñaba en suministrarle las disciplinas y aplicaciones necesarias mediante las cuales las semillas de vicios subdesarrollados no fueran a crecer jamás y aguijonear al neófito en otro viaje al interior del mundo de maya -¡y Yo esperaría y oraría!

Pero cuando la Llama fluía libremente, y la memoria de los desagradables viajes del pasado se iban disipando, y la vida vitalizaba la restauración de los cuerpos internos, el neófito volvía a preguntar si podía recibir "su porción de vida" e ir adelante-usualmente para redimir el mundo- a otro callejón sin salida en la mayor parte de los casos, ya que por uno que pudiera permanecer fiel en tal recorrido, hay miles que, si bien motivados por un sincero deseo de elevar la raza, serían pronto atrapados en el momentum de la gente, y las energías de vida se mezclarían con "los hábitos del mundo".

Serapis Bey

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