martes, 18 de enero de 2011

EL PODER DEL SILENCIO



Tal cual se ha dicho a menudo, la Maestría es la habilidad de controlar una situación sin palabras y sin ninguna acción externa aparente. Un Maestro puede mantener la paz en un salón, o en una nación, por la mera exhalación de la Paz Cósmica atraída y enfocada a través de Su propio corazón. Lo que le resulta difícil a los estudiantes occidentales es aprender a dejar la "palabrería" por fuera, a aprender que en el silencio de sus lenguas pueden escuchar a sus corazones hablar, y también escuchar las almas de otros hombres que quizás tienen mucho que dar. Muy frecuentemente se da el caso, en reuniones de estudiantes occidentales, que cada uno está esperando con aliento suspendido por una pausa en la conversación para saltar al ruedo con sus propias ideas y conceptos. Así, cada hombre está tan enamorado del poco conocimiento o cuentos que proyecta en cada conversación, que no escucha nada salvo sus propias palabras, y éstas a veces están ya gastadas de tanto repetirlas. 

Amados Míos, es en el silencio que el poder se genera, y es en el silencio que se aprende la lección desde el corazón de la Verdad. Es por eso que en los retiros orientales a los chelas se les somete a promesas de silencio absoluto. Así, se le pone coto a los cuerpos inferiores en cuanto al constante parloteo, hasta que el gran Ser se deja escuchar dentro de ellos, y entonces ya no desean ellos expresar más las insensateces de los cuerpos inferiores. EL SILENCIO ES LA MANERA DE LA PAZ. En el silencio, no se puede incitar a otro a la ira ni atraer impedimentos innecesarios a su propio progreso. En el silencio no se establecen las causas que reverberan como efectos destructivos más adelante en el camino. El Aliento de Dios está demasiado cargado con poder para ser utilizado a la ligera. Mucha perturbación externa podría evitarse si se conservara el aliento dentro del cuerpo, hasta que pudiera ser enviado adelante para llevar a cabo un BUEN PROPÓSITO.--- 

Es importante recordar que las vibraciones mentales no pueden gobernar eternamente la acción vibratoria de los cuerpos internos. La voluntad humana podrá silenciar la lengua, pero no a los sentimientos rebeldes del hombre interno. Sólo cuando la gracia de Dios y la Luz de Dios cambien los cuerpos internos, expresará necesariamente el hombre externo la armonía. Así, el hombre externo llegará al punto en que sus oídos serán ensordecidos al tumulto babelesco, y su corazón será llenado con la voz de Dios y Su santa Sabiduría. 

De manera, amados amigos, que por una hora, una semana, un mes, un año practiquen generando el sentimiento de los Maestros Ascendidos de paz y poder en silencio y amor.

MaháChohán

No hay comentarios:

Publicar un comentario