Estamos muy complacidos con la reciente investigación científica de la humanidad, la cual ha descubierto el movimiento constante de toda energía. Pronto seguirá el descubrimiento metafísico de dicho movimiento en todos los planos. Entonces el hombre conocerá la verdad de las palabras del amado Jesús: »Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.» [Gálatas 6:7] No puede enfatizarse demasiado el hecho de que la energía, desde el más pequeño centro nuclear hasta el sol más grande, es inteligente, así como tampoco el hecho de que la energía es obediente a los centros creativos del hombre. La calificación de la energía crea una causa, la cual es dirigida al interior del universo y crea un efecto. Ese efecto es dirigido de vuelta hacia su creador, y la reacción del creador a ese efecto (emocional, mental, etérica o físicamente) crea otra causa. Es así como tienen círculos dentro de círculos.
Al aceptar la corriente de retorno de energía en términos de que emanó de uno mismo, el creador aprende rápidamente entonces que es sensato emitir de su mundo únicamente causas constructivas, así como también que debe recibir con hidalguía los efectos de causas anteriores y no dar inicio a una reacción en cadena, mediante la cual una nueva serie de causas y efectos es puesta en movimiento. Algunas almas fervorosas han malinterpretado esta Ley al aceptar plenamente el aflictivo retorno de sus propias energías mal calificadas, diciendo piadosamente, "¡es la Voluntad de Dios!" Otros se rebelan y claman: "¡Dios no existe!" Estos son dos extremos de la reacción humana que tiene que ser iluminada y corregida por la Hermandad de la Verdad mediante paciente enseñanza, consejo y ejemplo.
Hilarión
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