El centro magnético en cada uno de los cuerpos internos, así como también del cuerpo físico del individuo, atraen la Sustancia-Luz Universal de esa esfera y ámbito al instante cuando el proceso de creación consciente ocupa las energías de cualquier inteligencia -humana o Divina.
Así, desde los átomos mentales que componen el ámbito del Pensamiento Divino, el cuerpo mental del individuo atrae el material para componer el cáliz dentro del cual verterá su vida. Si hace esto conscientemente, sabrá de antemano cuál será el efecto o manifestación. Sin embargo, si permite que su cuerpo mental acepte formas discordantes o imperfectas y, cual depredador, atrae la basura de la efluvia mental de las masas a su propio centro creador, y luego energiza esos pensamientos de miedo, depresión y descontento con sus sentimientos, su precipitación no será menos prueba de la Ley, si bien convivir con ella será mucho más incómodo. El hombre está utilizando siempre el poder de precipitación. Es la naturaleza de su ser.
Es para convertirnos en Maestros del poder más que la víctima de su mala utilización, que acudimos con instrucción a quienes escogen escuchar y luego experimentar de acuerdo a Nuestras instrucciones, con el control de esos centros de pensamiento y sentimientos que son únicamente suyos.
Hilarión
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