La humanidad clama hoy: "¡Quiero paz!" Debemos invertir ese deseo a "Yo doy paz".
Cada miembro de nuestra raza humana es un átomo en el Cuerpo Universal de Dios. El Cuerpo es sólo tan perfecto como lo es cada parte. La venida de la paz se logrará a través de la raza humana, no por la raza humana. El sostener la paz es responsabilidad del individuo que está auto-consciente del requerimiento de la hora. Por aquello a lo cual se aferra, el hombre indica en todo momento lo que más precioso le resulta —sea la paz o su propia voluntad personal; sea la paz o sus comodidades individuales; sea la paz o sus conceptos individuales.
Ni por un instante aboco "la paz a cualquier precio". Pero un individuo podrá estar positivamente alineado con lo correcto y, no obstante, sus energías individuales podrán estar positivamente cargando vibraciones de naturaleza inarmoniosa y de pugna dentro de la causa a la cual sirve. ¿Es esto paradójico? ¡Oh no! La naturaleza de vuestro mundo emocional, al habérselas con las condiciones, determina si están ustedes manteniendo la paz o —ya sea por vanagloria de la propia virtud o por otro motivo— si están alimentando las obras del demonio.
Saint Germain
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