Comencemos por el mismísimo principio de la creación. Justamente antes de la encarnación, la Diosa de la Libertad, le dice a todo individuo las siguientes palabras: "Estás en libertad, amado Mío, de tomar la sustancia pura y primigenia dentro del plano terreno. Estás en libertad, amado Mío, de utilizar la vida según dispongas en el mundo de apariencia física. Estás en libertad, amado Mío, de invocar a cualquiera de Nosotros (o a todos) según escojas, para asistirte cuando los momentums de energía de tu propio mundo parecen insuficientes para manejar condiciones e irradiar la Luz para cumplir tu Plan Divino".
Durante el período de tiempo llamado "El Jardín del Edén", no había discordia. La vida, en todas sus expresiones, se manifestó únicamente de manera perfecta. El hombre trabajó sólo para perfeccionarse en el plano físico, para traer la perfección de los ámbitos celestiales dentro de un plano de menor vibración. Al no haber inarmonía, no había karma; y al no haber karma, no había necesidad de un Tribunal Kármico.
Fue únicamente después del evento llamado "La Caída del Hombre", que las cosas cambiaron drásticamente, y la humanidad acumuló karma a pasos rápidos. Deberá entenderse que cuando hablamos de "karma", estamos siempre utilizándolo en sentido negativo. Éste muestra el retroceso de la energía usada de manera discordante. Si utilizamos la energía de modo constructivo, usamos las palabras "bien acumulado". Éste es almacenado en el Cuerpo Causal.
¿Qué dicen los Grandes Seres acerca de la Ley que gobierna el karma? "La gloriosa y p ura energía de Dios, cada electrón, el cual contiene la plenitud del Plan Divino, continúa fluyendo para uso del individuo, bajo la dirección consciente de la Presencia "YO SOY". Por cada electrón PRESTADO, el individuo deberá rendir cuentas. La energía es para que el hombre la comande. La energía se convierte en poder mediante su uso, ya sea al usar un mazo de hierro o al utilizar el poder de Dios Todopoderoso para construir un momentum de Victoria al comandar la Luz Electrónica para que se manifieste un decreto.
A esta Ley de Balance también se le llama la Ley de Retribución según se estableciera en el viejo axioma, "tal cual siembres, así cosecharás". No era la intención que fuera una amenaza de castigo para los malhechores, sino una expresión de la precisión matemática de la vida, de que es menester sembrar la semilla de perfección de manera concisa y matemáticamente exacta, de modo que la cosecha sea de exacta proporción a lo sembrado.
Generalmente la humanidad no comprende que como expresiones auto-conscientes de la vida, la Ley Cósmica los hace responsables, por cada partícula de esta preciosa energía recibida desde el Corazón de la Deidad.
Todo individuo ha creado una cierta cantidad de lo que es vagamente llamado "karma destructivo" en su vida terrena, desde la caída del hombre. Este karma actúa en muchos planos, y su acción es determinada por el cuerpo que sea el principal ofensor. Por ejemplo, el cuerpo físico, al realizar actos de violencia, descarga una tremenda cantidad de energía mal calificada que tarde o temprano se adherirá al cuerpo físico. De la misma manera, actos de discordia en el plano mental —tal como crímenes de crueldad mental— resultan en que el elemento mental sea cargado con la acción vibratoria y sello del individuo. En algún tiempo futuro, estas presiones regresarán al cuerpo mental. Los individuos que realizan actos de crueldad emocional, cargan la sustancia del plano emocional con cierta acción vibratoria, la cual se grabará en el cuerpo emocional del individuo.
Cuando un individuo emite una vibración discordante, la distancia que cubre antes de regresar dependerá de la intensidad con la cual se proyectó tanto en su viaje hacia afuera como en el viaje de regreso. Esto obedece a la Ley del Círculo, y mientras está ausente del aura del individuo que es responsable por su proyección, ésta atrae a sí vibraciones que corresponden a su propio tipo. De modo que en el momento en que completa el círculo y vuelve a casa, es acompañada por un buen numero de vibraciones de la misma cualidad de pensamiento y sentimiento con la cual comenzó.
Tomado de "Asistencia actual de la Madre María para tener niños nacidos perfectos" de Werner Schroeder
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