Dentro de la conciencia de todo individuo, existe eso que representa el péndulo de un reloj, o el Equilibrio de la Conciencia. Si bien todavía dentro del recinto de la conciencia humana la tendencia es a mecerse de un extremo a otro —de una gran depresión a una gran alegría y de vuelta a lo anterior—, el conscientemente asumir la postura determinada de que actuar constantemente dentro de este perfecto Equilibro de Amor, Sabiduría y Poder le permitirá al individuo llegar rápidamente al equilibrio del Camino del Medio, y no tener el más mínimo temor de oscilar hacia alguno de los extremos.
En el control del poder hidráulico de tu mundo físico tienes las puertas mediante las cuales puedes controlar su flujo. Así, dentro de la conciencia de cada individuo está esa Puerta Perlada que es posible levantar a voluntad, dejando pasar al Río de la Vida, haciéndole fluir cuando y adonde se te antoje, o hacia donde haya necesidad o demanda. Esto se puede lograr rápidamente cuando se es capaz de acallar el cuestionamiento de la mente externa. Todo logro se da a través de la conciencia inexorable y determinada —sin prestarle la más mínima atención a las apariencias externas, sin establecer un marco temporal para que se den los resultados.
Memorícense esta maravillosa afirmación: Parece increíble que haya que mantener ante la conciencia externa un constante recordatorio para impedir que se salga de su cauce y ocasione que se desperdicie el poder acumulado. A toda intrusión de la mente externa, díganle tenazmente: «¡No! ¡Categóricamente NO! ¡No volveré a ser afectado ni conducido por tu ignorancia! ¡He entrado a mi Herencia Divina y “Presencia”. De aquí en adelante mi atención permanecerá allí; y no le voy a prestar la más mínima atención a toda esta gritería externa que pide ser escuchada. He entrado al Círculo Sagrado de mi Poderoso Ser Divino Maestro, y de aquí en adelante lo único que recibirá reconocimiento de mi parte es esa “Presencia”»
Saint Germain
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