A ningún principio o actividad se les puede echar la culpa por el mal uso que la humanidad hace de ellos. A lo largo de las edades, la humanidad ha tratado de achacarle a Dios la responsabilidad por sus actividades destructivas. De allí la farsa de fabricar dioses que pudieran enojarse o alegrarse de acuerdo con los caprichos del género humano.
Por Mi propia observación les puedo asegurar que los Grandes Seres —mucho más grandes que YO— a lo largo de eones de investigación, tienen pruebas indiscutibles de que sólo hay Un Dios Único —la Vida, Sabiduría y Energía de toda la creación. Por lo tanto, no puede culparse a la Energía de Dios por la inarmonía creada cuando alguien la utiliza mal. No puede culparse al principio de la banca de que haya banqueros deshonestos. Tampoco puede culparse a la actividad o principio de dar información de la prensa de que haya reporteros inescrupulosos o editores deshonestos.
Les aseguro que no está lejos el día en que estos principios de actividad serán utilizados en su más alto grado de poder constructivo. El cine constructivo y educacional también será utilizado como la manera más rápida, fácil y certera de educar a la percepción externa.
Durante demasiado tiempo la humanidad ha usurpado y utilizado mal la Energía del Bien —que es Dios. El aceleramiento interno producido por la Radiación Cósmica a través de los Poderosos Mensajeros de Dios que han surgido en el corazón de todos y cada uno de los hombres, está conduciendo el deseo humano rápidamente hacia lo Divino. Tal cual es el caso en todas las pugnas aparentes entre dos fuerzas, así las condiciones del presente no son más que la repetición de viejas condiciones. Y el resultado de todo esto, por primera vez en la Tierra, será el establecimiento permanente de una condición y actitud correctas en la actividad externa de la humanidad.
Deseo sobremanera que los estudiantes nunca pierdan de vista el hecho de que ellos y únicamente ellos son quienes gobiernan la propia Vida y actividad, y de que se les ordena escoger lo que desean manifestar en su Vida —recordando en todo momento que no habrán de detenerse a preocuparse por tal o cual individualización. Están supuestos a fijar su visión —que es la Actividad Interna de Dios— sobre la meta, y sostenerla allí con la determinación firme y gozosa de alcanzarla.
Saint Germain en "Instrucción de un Maestro Ascendido"